viernes, 25 de abril de 2014

Sindrome de cola de caballo


El síndrome de la cola de caballo es un trastorno raro y grave que se considera una urgencia médica. Comprende compresión de la cola de caballo, un fascículo de raíces nerviosas espinales que desciende desde el extremo inferior de la médula espinal y afecta a todas las raíces nerviosas espinales por debajo del nivel de la primera vértebra lumbar (los nervios sacrales y coccígeos). Dicho fascículo se llama así porque semeja la cola de un caballo. Esta compresión da por resultado un dolor sordo en la región lumbar y las nalgas, posible entumecimiento, y alteraciones en la vejiga, el recto, o los genitales externos, o todos o una combinación de los anteriores.
La presión sobre estos nervios puede dar por resultado una lesión en el sistema nervioso que causa debilidad del control de la vejiga (vejiga neurogénica), y pérdida del control del intestino por un esfínter rectal laxo. Es posible que la función sexual también esté alterada; los varones pueden experimentar disfunción eréctil.
Las muchas causas de síndrome de la cola de caballo incluyen lesiones traumáticas, tumores, discos lumbares herniados, estenosis espinal, neoplasia espinal, padecimientos inflamatorios como enfermedad de Paget y espondilitis anquilosante, enfermedades infecciosas, y causas iatrogénicas.
El uso de anestesia espinal continua durante procedimientos quirúrgicos también aumenta el riesgo de aparición de síndrome de la cola de caballo.
Incidencia y prevalencia
la incidencia informada del síndrome de la cola de caballo originado por hernia de disco lumbar varía de 1 a 15% cada año en Estados Unidos (Hodges).


Interrogatorio
los individuos pueden informar pérdida del control de la vejiga, o del intestino, o de ambos, sensaciones anormales al tacto (parestesias) en las cuales el individuo siente como si pequeños insectos estuvieran reptando sobre la piel (formicación) o ardor o picazón en la piel, y pérdida de la función sexual (disfunción eréctil). También quizá se reporte dolor o entumecimiento en la espalda, el área rectal, o la parte baja de ambas piernas. Los síntomas en las piernas pueden informarse en ambos lados, pero puede haber más afección de un lado. También puede ocurrir entumecimiento en el periné. Si la enfermedad se debe a un tumor, es posible que haya parálisis, pérdida de músculo en las piernas (atrofia), e incapacidad para flexionar el pie hacia arriba (pie caído).
Examen físico
el examen puede revelar padecimientos precipitantes, como hernia de disco, espondilitis, o artritis. La localización del dolor a un área específica y las alteraciones de la función motora, refleja o sensitiva en las piernas proporcionan indicios respecto al diagnóstico. El examen neurológico puede mostrar debilidad de músculo y falta de reflejos tendinosos profundos en los miembros inferiores, con entumecimiento acompañante que se extiende hasta el área genital y anal (periné) (parálisis con arreflexia). Puede notarse pérdida del tono del esfínter anal (trastorno esfínteriano) en el examen rectal.
Pruebas
las pruebas pueden incluir tomografía computarizada, resonancia magnética, o mielografía. Pueden obtenerse otras radiografías o una gammagrafía ósea para diagnosticar la causa subyacente. La medición de la presión ejercida a grados variables de capacidad de la vejiga urinaria (cistometrograma) puede revelar debilidad del control de la vejiga y alteraciones de la función de esta última que producen urgencia e incontinencia.

La intervención quirúrgica es el mejor tratamiento para esta enfermedad. Casi siempre, la descompresión quirúrgica urgente alivia la presión sobre los nervios y evita daño permanente de los mismos. Hay controversias respecto a la cronología de la descompresión quirúrgica, pero la mayoría de los cirujanos recomienda descompresión urgente, de preferencia en el transcurso de 48 horas después del inicio del síndrome de la cola de caballo, en lugar de intervención quirúrgica tardía. Quizá se requiera medicación para dolor preoperatorio y posoperatorio.

El resultado depende del diagnóstico expedito y del tratamiento quirúrgico. La disfunción de la vejiga y del recto se relaciona con un retraso de la intervención quirúrgica. La descompresión urgente genera disminución importante de los déficit sensitivos y motores, y mejoría de la función urinaria y rectal en el transcurso de 48 horas. Los padecimientos preoperatorios, como dolor de espalda, se relacionan con disfunción urinaria y rectal, y la disfunción rectal preoperatoria muestra vínculo con peor resultado en lo que se refiere a incontinencia urinaria. Además, la edad cada vez mayor se relaciona con peor función sexual posoperatoria.

El dolor de espalda y la disfunción de la vejiga o el intestino, preoperatorios, pueden exigir intervención quirúrgica urgente, y complicar el resultado de la operación.

Las restricciones y adaptaciones laborales dependen de la magnitud del daño de nervios, el grado de dolor posoperatorio, y deterioro de la función de la vejiga y del recto. Los déficit sensitivos y motores persistentes pueden afectar la capacidad para efectuar trabajo incluso en una capacidad limitada.

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